[Del Decreto del Santo Oficio de 21 de agosto de 1901]
El arzobispo de Utrecht (Holanda) expone:
“Varios médicos, en los nosocomios y en otras partes, suelen bautizar a los niños en caso de necesidad, sobre todo en el útero de la madre, con agua mezclada con cloruro mercúrico (sublimado corrosivo). Esta agua se compone aproximadamente de la solución de una parte de este cloruro de mercurio en mil partes de agua, y por esa solución el agua resulta venenosa para beber. La razón por que se usa de esta mezcla, es para evitar la infección del útero de la madre.
A las dudas, pues:
I. ¿El bautismo administrado con esa agua, es cierta o dudosamente válido?
II. ¿Es lícito administrar el sacramento del bautismo con esa agua, para evitar todo peligro de enfermedad?
III. ¿Es lícito usar también de esa agua, cuando sin ningún peligro de enfermedad puede emplearse el agua pura?
Se respondió (con aprobación de León XIII):
A lo I. Se proveerá en lo II.
A lo II. Es lícito, cuando hay verdadero peligro de enfermedad.
A lo III. Negativamente.
LEON XIII, 1878-1903