El conocimiento previo inerrable de Dios y el pre-ordenamiento se designa en la Biblia con la figura del Libro de la Vida. Este libro es una lista que contiene los nombres de todos los elegidos. El Libro de la Vida es una expresión usada tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, pero con acepciones diferentes.
En los comentarios al texto del Éxodo, cuando Moisés le pide a Yahvé que le quite del Libro, se considera que en dicho Libro de la Vida se inscriben los que están en vida, en contraposición a los que mueren o que ya están muertos, ya que es innegable la intención de Moisés de pedir la muerte para sí mismo en este relato: “¡Pero ahora! si quieres perdonar su pecado. Si no, bórrame del libro que has escrito” (Éxodo 32:32).
También parece ser esta la interpretación del texto del libro de los Salmos, donde el salmista pide que sus enemigos sean borrados del Libro de la Vida: “Añade culpa a su culpa, no tengan acceso a tu justicia; sean borrados del libro de la vida, no sean inscritos con los justos” (Salmo 69:28-29).
Los judíos eran muy dados a hacer genealogías donde se colocaban documentalmente la pertenencia o el rango de los miembros del pueblo de Israel. Esto servía de prueba, e incluso a veces condicionaba la ciudadanía, tal como consta en Nehemías 7:61-64. De ahí la creencia de que existía un Libro de la Vida a modo de registro celestial, el cual contiene la lista de los que pertenecen a Dios.
Finalmente, en el libro de Daniel se habla del Libro de la Vida como el registro de quienes se salvarán: “En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe que se ocupa de tu pueblo. Serán tiempos difíciles como no los habrá habido desde que existen las naciones hasta este momento. Entonces se salvará tu pueblo; todos los inscritos en el Libro” (Daniel 12:1).
Con el sentido de quienes se salvan y han vencido al mal es recogido en el Nuevo Testamento en varios textos. Uno de ellos está en la carta de Pablo a los Filipenses: “También te ruego a ti, Sícigo, compañero mío, que las ayudes, ya que lucharon por el Evangelio a mi lado, lo mismo que Clemente y demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el Libro de la Vida” (Filipenses 4:3).
Y las alusiones más concretas se encuentran en varias partes del Apocalipsis:
“El vencedor será así revestido de blancas vestiduras y no borraré su nombre del libro de la vida, sino que me declararé por él delante de mi Padre y de sus ángeles” (Apocalipsis 3:5).
“Y la adorarán todos los habitantes de la tierra cuyo nombre no está inscrito, desde la creación del mundo, en el libro de la vida del Cordero degollado” (Apocalipsis 13:8).
“Los habitantes de la tierra, cuyo nombre no fue inscrito desde la creación del mundo en el libro dela vida, se maravillarán al ver que la Bestia era y ya no es, pero que reaparecerá” (Apocalipsis 17:8).
“Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono; fueron abiertos unos libros, y luego se abrió otro libro, que es el de la vida; y los muertos fueron juzgados según lo escrito en los libros, conforme a sus obras” (Apocalipsis 20:11-12).
“Nada profano entrará en ella, ni los que cometen abominación y mentira, sino solamente los inscritos en el libro de la vida del Cordero” (Apocalipsis 21:27).
Se dice que el Cordero es quien posee el Libro de la Vida, de ahí que en numerosas iconografías se represente a Cristo llevando el Libro. Es una imagen usada ampliamente, muestra de ello es esta cita bíblica: “Pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estén inscritos en los cielos” (Lucas 10:20).
Una vez analizados los textos anteriores no nos debe quedar duda de que un nombre será borrado sin misericordia del Libro de la Vida cuando un cristiano se hunda en la infidelidad o en el ateísmo, y muera en pecado.
afabrag46@gmail.com